20-J, una fecha para consolidar el frentismo
Ibon Linazasoro, Hamaikabat:
Hace un año nacía una nueva formación política: ALKARBIDE. ¿Qué puede suceder para que cientos de afiliados y cargos públicos, después de casi 25 años de militancia en un partido que ayudaron a fundar, decidan irse en bloque y formar un nuevo partido en un escenario político ya de por sí atomizado?
Muchos de nosotros fundamos EA en 1986 para regenerar el nacionalismo vasco, así como defender el entramado institucional vasco que había ayudado a consolidar del ataque al que se les sometía desde dos partes de una pinza: un nacionalismo español antivasco y sectario, y un MLNV totalitario y manchado de sangre. 23 años más tarde fuimos detectando que desde la dirección nacional de EA, la oficial y la oculta, se iba perfilando una operación para llevarse estas siglas y sus gentes a un espacio político diferente de la mano de una de las partes de esa pinza: algo que mediáticamente se ha denominado “polo soberanista”, y que representaba sencillamente una confluencia con la Izquierda Abertzale ilegalizada.
La operación requería que EA rompiera su coalición con el PNV – partido al que había que aislar – para presentarse en solitario a las elecciones autonómicas de 2009. El fracaso particular de EA, aunque esperado, fue doloroso. A aquel partido que había llegado a 180.000 votos, apenas le quedaban 35.000. Con una aplicación a la medida de la Ley de Partidos, y con otro pasito en la tendencia a la baja del conjunto del nacionalismo democrático, el PSE y el PP aprovecharon su primera oportunidad para crear un “frente español antinacionalista vasco” desde la nueva mayoría en el Parlamento Vasco. Periodistas especializados, politólogos, sociólogos, y la propia afiliación de EA coincidieron en señalar las causas de su desastre electoral.
Muchos de nosotros vimos con estupor que la operación de confluencia con la IA iba a seguir su marcha, y que no había ninguna posibilidad de defender el proyecto fundacional desde dentro, ya que se iban a modificar convenientemente sus estatutos para neutralizarnos. No podíamos permitir que los afiliados y votantes siguieran saliendo a chorros hacia sus casas, hacia su desmovilización. Después de un proceso de reflexión interna que denominamos Suspertu, y que analizaba la situación del Nacionalismo en general y la deriva de EA en particular, llegamos a la conclusión de que había que encauzar aquel caudal humano cualificado para defender al nacionalismo integrador desde el espacio social que le es propio: el cauce central de la sociedad. Nacía ALKARBIDE.
A lo largo de varios meses, personas de todos los herrialdes, exeakides e independientes, fueron confluyendo con Alkarbide en un partido que había nacido para unir y sumar, orientar y ser factoría de ideas desde el cauce central de la sociedad vasca: HAMAIKABAT.
El españolismo rancio del PP había encontrado socio en un oportunista PSE que, saliendo desde el cauce central que le es propio, apostaba con entusiasmo en una operación frentista que sólo es posible en Euskadi. Antes sólo en Navarra, ahora también en la CAV. Su objetivo: acercar a la sociedad vasca a la España uniforme, para lo que es imprescindible arrumbar al nacionalismo vasco integrador del liderazgo político.
Desde el MLNV, y en el enésimo – y legítimo- intento de reconstituirse, van construyendo la idea de que “a un frente se le combate con otro frente”, para ir avanzando en su conocida y vieja cantinela frentista del “cambio de correlación de fuerzas”. Necesitan alimentar la frustración social, y también para éstos es imprescindible arrumbar al nacionalismo vasco integrador del liderazgo político. Necesitan demostrar que “agentes” que confiaron en el proceso institucional vasco han abjurado para pasarse a su óptica; y se jactan de haber encontrado a EA como socio de la operación.
Desde el nacimiento de Hamaikabat hemos defendido el cauce central como el espacio social desde el que se construye País. El lugar de la mayoría. El espacio en el que las identidades se encuentran para buscar lo mejor para todos. Un País que se ha construido desde el impulso del nacionalismo vasco integrador, pero con la colaboración de otros que no son nacionalistas vascos. Un nacionalismo integrador amenazado por los dos frentes: el frente españolista que nació en Navarra y se ha consolidado en la CAV en las últimas elecciones vascas; y el frente que nace el 20J de la mano de la IA ilegalizada y la dirección de Eusko Alkartasuna.
Un nacionalismo de cauce central amenazado, que no puede ya defenderse sólo desde el PNV, porque este cauce central es plural y muy abierto. En una sociedad compleja institucional y socialmente, en la que la realidad político-electoral es muy distinta entre herrialdes y municipios, con 30 años de gobierno nacionalista e importantes cambios generacionales, Hamaikabat, desde su humildad, quiere sumar y acordar con aquella parte de la sociedad que ha apoyado al nacionalismo integrador en estas tres décadas. Unir y orientar para aprovechar nuestras fortalezas, pero también para no cerrar los ojos ante nuestras debilidades. Hay miles de vascos y vascas que han apoyado al nacionalismo integrador, y que no pertenecen ni al PNV, ni a EA, ni a Hamaikabat, que no quieren vivir en una sociedad dominada por los frentes. A todos ellos les debemos la responsabilidad de defender ese cauce central UNIDOS, como el espacio desde el que el nacionalismo integrador lidera este País.
Lo advertimos hace un año cuando se constituyó Alkarbide. Nos dijeron que mentíamos. Nos acusaron de tránsfugas. Un año después proclamamos que el tiempo nos ha dado la razón. Un año después proclamamos que no hay peor transfuguismo que el transfuguismo ideológico. En las vísperas de este frentista 20-J, un protagonista de este proceso como Tasio Erkizia proclama que «hay más razones que nunca para la lucha armada, pero menos condiciones objetivas y subjetivas».
Un año después trasladamos a los que han votado alguna vez a EA la misma pregunta que nos hicimos al fundar Alkarbide y construir Hamaikabat:
Cuando dos organizaciones tan esencialmente distintas en lo ético y político como la Izquierda Abertzale ilegalizada y Eusko Alkartasuna se unen en un proyecto político común, ¿Quién ha convencido a quién? ¿Cuál de los dos ha ido al espacio político del otro?
Nosotros ya nos respondimos hace un año.
¿Y Tú?
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Hace un año nacía una nueva formación política: ALKARBIDE. ¿Qué puede suceder para que cientos de afiliados y cargos públicos, después de casi 25 años de militancia en un partido que ayudaron a fundar, decidan irse en bloque y formar un nuevo partido en un escenario político ya de por sí atomizado?
Muchos de nosotros fundamos EA en 1986 para regenerar el nacionalismo vasco, así como defender el entramado institucional vasco que había ayudado a consolidar del ataque al que se les sometía desde dos partes de una pinza: un nacionalismo español antivasco y sectario, y un MLNV totalitario y manchado de sangre. 23 años más tarde fuimos detectando que desde la dirección nacional de EA, la oficial y la oculta, se iba perfilando una operación para llevarse estas siglas y sus gentes a un espacio político diferente de la mano de una de las partes de esa pinza: algo que mediáticamente se ha denominado “polo soberanista”, y que representaba sencillamente una confluencia con la Izquierda Abertzale ilegalizada.
La operación requería que EA rompiera su coalición con el PNV – partido al que había que aislar – para presentarse en solitario a las elecciones autonómicas de 2009. El fracaso particular de EA, aunque esperado, fue doloroso. A aquel partido que había llegado a 180.000 votos, apenas le quedaban 35.000. Con una aplicación a la medida de la Ley de Partidos, y con otro pasito en la tendencia a la baja del conjunto del nacionalismo democrático, el PSE y el PP aprovecharon su primera oportunidad para crear un “frente español antinacionalista vasco” desde la nueva mayoría en el Parlamento Vasco. Periodistas especializados, politólogos, sociólogos, y la propia afiliación de EA coincidieron en señalar las causas de su desastre electoral.
Muchos de nosotros vimos con estupor que la operación de confluencia con la IA iba a seguir su marcha, y que no había ninguna posibilidad de defender el proyecto fundacional desde dentro, ya que se iban a modificar convenientemente sus estatutos para neutralizarnos. No podíamos permitir que los afiliados y votantes siguieran saliendo a chorros hacia sus casas, hacia su desmovilización. Después de un proceso de reflexión interna que denominamos Suspertu, y que analizaba la situación del Nacionalismo en general y la deriva de EA en particular, llegamos a la conclusión de que había que encauzar aquel caudal humano cualificado para defender al nacionalismo integrador desde el espacio social que le es propio: el cauce central de la sociedad. Nacía ALKARBIDE.
A lo largo de varios meses, personas de todos los herrialdes, exeakides e independientes, fueron confluyendo con Alkarbide en un partido que había nacido para unir y sumar, orientar y ser factoría de ideas desde el cauce central de la sociedad vasca: HAMAIKABAT.
El españolismo rancio del PP había encontrado socio en un oportunista PSE que, saliendo desde el cauce central que le es propio, apostaba con entusiasmo en una operación frentista que sólo es posible en Euskadi. Antes sólo en Navarra, ahora también en la CAV. Su objetivo: acercar a la sociedad vasca a la España uniforme, para lo que es imprescindible arrumbar al nacionalismo vasco integrador del liderazgo político.
Desde el MLNV, y en el enésimo – y legítimo- intento de reconstituirse, van construyendo la idea de que “a un frente se le combate con otro frente”, para ir avanzando en su conocida y vieja cantinela frentista del “cambio de correlación de fuerzas”. Necesitan alimentar la frustración social, y también para éstos es imprescindible arrumbar al nacionalismo vasco integrador del liderazgo político. Necesitan demostrar que “agentes” que confiaron en el proceso institucional vasco han abjurado para pasarse a su óptica; y se jactan de haber encontrado a EA como socio de la operación.
Desde el nacimiento de Hamaikabat hemos defendido el cauce central como el espacio social desde el que se construye País. El lugar de la mayoría. El espacio en el que las identidades se encuentran para buscar lo mejor para todos. Un País que se ha construido desde el impulso del nacionalismo vasco integrador, pero con la colaboración de otros que no son nacionalistas vascos. Un nacionalismo integrador amenazado por los dos frentes: el frente españolista que nació en Navarra y se ha consolidado en la CAV en las últimas elecciones vascas; y el frente que nace el 20J de la mano de la IA ilegalizada y la dirección de Eusko Alkartasuna.
Un nacionalismo de cauce central amenazado, que no puede ya defenderse sólo desde el PNV, porque este cauce central es plural y muy abierto. En una sociedad compleja institucional y socialmente, en la que la realidad político-electoral es muy distinta entre herrialdes y municipios, con 30 años de gobierno nacionalista e importantes cambios generacionales, Hamaikabat, desde su humildad, quiere sumar y acordar con aquella parte de la sociedad que ha apoyado al nacionalismo integrador en estas tres décadas. Unir y orientar para aprovechar nuestras fortalezas, pero también para no cerrar los ojos ante nuestras debilidades. Hay miles de vascos y vascas que han apoyado al nacionalismo integrador, y que no pertenecen ni al PNV, ni a EA, ni a Hamaikabat, que no quieren vivir en una sociedad dominada por los frentes. A todos ellos les debemos la responsabilidad de defender ese cauce central UNIDOS, como el espacio desde el que el nacionalismo integrador lidera este País.
Lo advertimos hace un año cuando se constituyó Alkarbide. Nos dijeron que mentíamos. Nos acusaron de tránsfugas. Un año después proclamamos que el tiempo nos ha dado la razón. Un año después proclamamos que no hay peor transfuguismo que el transfuguismo ideológico. En las vísperas de este frentista 20-J, un protagonista de este proceso como Tasio Erkizia proclama que «hay más razones que nunca para la lucha armada, pero menos condiciones objetivas y subjetivas».
Un año después trasladamos a los que han votado alguna vez a EA la misma pregunta que nos hicimos al fundar Alkarbide y construir Hamaikabat:
Cuando dos organizaciones tan esencialmente distintas en lo ético y político como la Izquierda Abertzale ilegalizada y Eusko Alkartasuna se unen en un proyecto político común, ¿Quién ha convencido a quién? ¿Cuál de los dos ha ido al espacio político del otro?
Nosotros ya nos respondimos hace un año.
¿Y Tú?
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